Las 3 Clases De Dolores De Cabeza Y Cómo Acabar Con El Dolor

Todos son molestos, desagradables e inoportunos. Aparecen cuando menos lo esperas, y si se repiten una vez tras otra puedes estar sufriendo lo que los especialistas llaman “cefaleas primeras”.

Aparecen como consecuencia de una reacción en cadena que afecta a los vasos sanguíneos o nervios del cerebro por una o varias razones, e incluso una bajada de presión atmosférica, una subida de temperaturas o exponerse a ruidos o luces brillantes pueden desencadenarlas. Es por eso que es tan importante detectarlas a tiempo para poner remedio a tan desagradable molestia.

Dependiendo de cómo sea tu dolor de cabeza afectará más a unas zonas que a otras, y el grado de dolor también será distinto en función del tipo de cefalea que sufras. Y aunque hay más de 150 dolores de cabeza distintos, hay tres grandes tipos de dolores de cabeza que despuntan de entre todos los demás: la cefalea tensional, las típicas migrañas y las migrañas en racimo. Identificar en qué grupo estás es el primer paso para acabar con el dolor.

Cefalea tensional: el dolor de cabeza más común

También se la conoce como cefalea muscular o vasomotora, puede aparecer en cualquier momento del día y las personas que la sufren no toleran la luz o el ruido.

 

Este tipo de dolor de cabeza consiste en un ruido sordo y constante, que afecta a ambos lados de la cabeza y que actúa como si una banda elástica apretase tu cabeza ya sea de lado a lado o en la parte posterior y anterior de tu cabeza.

 

Las razones por las cuales aparece son varias, pero básicamente se debe a una postura corporal incorrecta, al estrés y al cansancio. Y debido al ritmo de vida tan acelerado que llevamos, no es extraño que todos seamos en mayor o menor grado víctimas de las cefaleas tensionales.

 

Estas se originan porque la musculatura de la cabeza y el cuello se contraen, lo que provoca que la zona cráneo cervical no reciba todo el aporte de sangre que necesita y al no llegar suficiente oxígeno al cerebro nos acaba provocando dolor.

 

En este caso los fármacos solamente sirven para aliviar el síntoma, pero si no se trata la causa el dolor seguirá apareciendo cada cierto tiempo.

 

Para tratarlo es fundamental relajar la zona antes que se dañen los músculos, tomarse un tiempo para uno mismo y relajarse unos minutos al día, por lo que las terapias manuales son un buen aliado contra la cefalea tensional.

 

 

Migrañas en racimo: cuando intervienen los ojos

Se le llama migraña en racimo porque el dolor, aunque es más corto pero más intenso, afecta desde la frente hasta la zona de los ojos y siempre suele aparecer a ciertas horas -sobre todo en la noche-.

 

Se trata de episodios que puedes llegar a alargarse hasta varios días e incluso es habitual que se produzcan lagrimeos y que el párpado caiga ligeramente. Y aunque no se sabe exactamente qué lo causa, sí se conoce que tomar alcohol puede favorecer la aparición de la migraña en racimo, que fumar aumenta la sensación de dolor y que las alteraciones el sueño también influyen en el proceso.

 

Su origen no se sabe a ciencia cierta, pero podría deberse a un fallo del sistema nervioso central; concretamente debido a una liberación repentina de histamina o serotonina en el organismo que terminan dilatando los vasos sanguíneos.

 

La mejor manera de acabar con las migrañas en racimo es administrar un tratamiento de choque y, sobre todo, no permanecer estirados siempre que sea posible ya que el reposo a veces termina agravando el dolor. Administrar oxígeno mediante mascarilla durante 15 minutos o recurrir a los estimuladores de los nervios occipitales también pueden ayudar a mitigar el dolor.

 

 

Las clásicas migrañas: el viejo amigo de muchos

Puede avisar con pequeños destellos o aparecer de improviso, pero nadie lo quiere cerca. Es el viejo amigo de más de cuatro millones de españoles, afecta tres veces más a mujeres que a hombres, tiene cierta predisposición genética -el 70% de las personas que sufren migrañas tiene antecedentes familiares- y puede durar desde unas pocas horas a varios días.

 

Se trata de las típicas migrañas, que se caracterizan porque quien las sufre siente molestias ante la luz y el ruido, teniendo incluso dificultades para oír y concentrarse.

 

Las migrañas se desencadenan por un estrechamiento y posterior ensanchamiento de una arteria de la cabeza, lo que provoca pequeños hematomas en los tejidos que la rodean acumulándose ahí sustancias que causan el dolor.

 

Este dolor es de tipo pulsátil, afecta generalmente a un solo lado de la cabeza y muchas veces suele acompañarse de otros síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y a los sonidos. Y además de por la genética, también puede aparecer por el movimiento de los estrógenos durante la menstruación y durante las apneas de sueño.

 

Para terminar con ellos muchos recurren a los neuromoduladores y betabloqueantes, pero muchas veces se dan anti-inflamatorios que calman el dolor. Estar en silencio, con una luz tenue y aplicar paños fríos sobre la zona afectada suelen reducir el dolor en poco menos de 20 minutos.

 

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